El
concepto de barrio, posee una raigambre netamente urbana: el barrio es urbano,
ajeno a lo rural. Si bien los actuales barrios se conformaron por el loteo de
las chacras, estancias y campos de diversos propietarios desde mediados de
siglo XIX hasta mediados de siglo XX (periodo en el que se dan mayor cantidad
de loteos en el primer y segundo cordón del conurbano), en sus comienzos, estos
nuevos núcleos humanos, eran de características rurales. Según el historiador
Fernando Barba, nos encontramos con la categoría “pueblo” cuando el núcleo
poblacional cumplía con la normativa establecida por la provincia de Buenos
Aires: subdivisión en cuadricula, terreno para plaza y donación de lotes para
la policía, iglesia, escuela y eventual municipalidad[1].
Lo que plantea Agostino, es que, si se considera pueblo al núcleo que cumplía
con dicha normativa, ¿cómo podemos clasificar al que se había formado sin ellas?
En este caso, Hilda Agostino[2],
plantea entonces denominar a estos núcleos poblacionales, como “poblados”.
Pero estos poblados, nacidos algunos como conjunto de casas en medio de un
contexto rural, conformaron redes sociales reciprocas, lo que dio origen a las
distintas instituciones, las que a su vez, saldaron las necesidades que la zona
pedía: escuela, policía, asfaltos, etc. Así, los poblados, ganaron su
característica urbana, transformándose así, paulatinamente, en los barrios de
hoy día.
Pero estos pobladores, a quienes los une un
determinado territorio, también comienzan a compartir todo tipo de relaciones:
“Determinado tipo de relaciones sociales, amistosas, de solidaridad, ayuda
mutua y proximidad... relaciones primarias e informales, que terminan
conformando una red de relaciones colectivas, solidarias, próximas y homogéneas”[3]
Para
poder enunciar entonces el “nacimiento” de un barrio, es necesario definir qué
se entiende por tal. Diversos autores han tratado de definir el espacio local
(Tisdale, Claval, Tonnies, Hagget, etc.[4]),
aunque en sus definiciones plantean casi siempre los aspectos físicos o
jurídicos de dicho termino.
Para
la Real Academia Española, un barrio es: 1. m. Cada una de las partes en que se
dividen los pueblos grandes o sus distritos. 2. m. arrabal (afueras de una población). 3. m. Grupo de casas o aldea dependiente de otra población,
aunque estén apartadas de ella.
¿Pero
existe una manera cuantitativa de establecer un barrio? ¿Se puede medir cuantos
pobladores, cuantas casas o manzanas lo componen?
En
el caso del partido de La Matanza, diversos investigadores han tomado dos
criterios para determinar cuando nació el poblado que dio origen al barrio:
a) La fecha de instalación de una estación ferroviaria
(tomando como base la idea de que el ferrocarril fundó pueblos tras su paso).
b) El fecha del loteo primigenio (que dio origen a la
instalación de los pobladores pioneros).
Estas
dos posturas, que bien podrían ser útiles para su fin, quedan anuladas en dos
casos locales: el de Villa Madero (cuya estación férrea se inaugura en 1907 pero existía una población
con comercios y escuela previos a esa fecha), y el caso de Tapiales, que si
bien se lotea a comienzos de 1906, y dicho loteo es publicitado en la revista
“Caras y Caretas” para incentivar a la gente a comprar lotes e instalarse, los
pobladores recién lo hacen en 1908 (y se instalan al año siguiente) por lo que
en sus primeros años no poseía población estable de ningún tipo.
Tomando
estos casos proponemos la pauta que define al espacio local, no solo como un
territorio loteado y demarcado físicamente, sino también y principalmente como
el espacio vivido, el cual, los grupos sociales se lo apropian y lo hacen suyo.
Esta apropiación, esta nueva valorización del suelo posee dos perspectivas: la
material (de la que veníamos hablando) y la simbólica. El autor Gilberto
Giménez[5] plantea que el territorio no es un “dato”
preexistente, sino un producto social.
Tomando
en cuenta ese aspecto, el simbólico, agregamos una tercera opción, la de tomar
la existencia de una entidad de bien público o escuela, creación colectiva de
un grupo de personas que toman conciencia de su unidad o se identifican con
ella.
Citando
el trabajo realizado por la ONU (Organización de las Naciones Unidas),
documento dedicado al Desarrollo de la Comunidad en Zonas Urbanas[6],
donde plantea el concepto de “barrio” como una realidad previa a la existencia
de los centros vecinales. Por lo que, la mera fundación de uno de estos
centros, indicarían la existencia previa del barrio mismo.
Gilberto
Giménez, por su lado expone que:
“Podemos convenir que el barrio es
un espacio conocido, familiar, donde se reconocen relaciones de solidaridad,
asociadas al afecto y al desarrollo del lugar, y a la propia vida de sus
habitantes. El barrio es la representación del espacio donde el habitante de la
ciudad referencia sus actividades.”[7]
Estos núcleos urbanos, que dieron origen a las actuales localidades, fueron resultado de un largo proceso de formación que comenzó a mediados de siglo XIX, cuando las antiguas chacras coloniales, de grandes extensiones, fueron fraccionadas en parcelas, que dieron origen a explotaciones agrícolas menores, las cuales, entre fines de siglo XIX y principio del XX, tras una nueva subdivisión de la tierra, originaron parcelas de características urbanas residenciales, mediante la creación de manzanas.
Éstas
(fracciones de aproximadamente 100 m x 100 m) estaban rodeadas por calles que
pertenecían al dominio público del estado y normalmente estaban libradas al uso
público.
De
esta forma se fueron instalando particulares, los que al apropiarse del
espacio, no sólo físicamente, sino simbólicamente, dieron origen a los
distintos barrios.
La idea de espacio está necesariamente ligada a la de territorio. Según Hoffmann[8] el territorio es un “espacio vivido” por los grupos sociales particulares, quienes se lo apropian, lo hacen suyo, y con ello, pasa a formar parte de su singularidad cultural, es decir de su identidad, de aquello que los diferencia de los “otros”. Al hacer esto, el espacio se convierte en un elemento constitutivo de la organización social y la forma de pensar de hombres y mujeres, y no en un receptáculo inerte.[9]
La idea de espacio está necesariamente ligada a la de territorio. Según Hoffmann[8] el territorio es un “espacio vivido” por los grupos sociales particulares, quienes se lo apropian, lo hacen suyo, y con ello, pasa a formar parte de su singularidad cultural, es decir de su identidad, de aquello que los diferencia de los “otros”. Al hacer esto, el espacio se convierte en un elemento constitutivo de la organización social y la forma de pensar de hombres y mujeres, y no en un receptáculo inerte.[9]
Según
Ángel Prignano[10]
en el sentido tradicional, el barrio es ese “suelo” en que se ha nacido, donde
ha transcurrido la infancia, o donde se ha vivido toda la vida.
Escribió
Rodolfo Kush:
“Detrás
de toda cultura está siempre el suelo. No se trata del suelo puesto casi como
la calle Potosí en Oruro o Corrientes en Buenos Aires, o la pampa, o el
altiplano, sino que se trata de un lastre en el sentido de tener los pies en el
suelo, a modo de un punto de apoyo espiritual, pero que nunca logra
fotografiarse, porque no se lo ve.”[11]
Kush
plantea al suelo no como espacio geográfico, sino como espacio simbólico,
dándole un significado muy amplio, en donde lo geográfico, lo social y cultural
quedan incorporados.
“Cultura supone entonces un suelo en
el que obligadamente se habita. Y habitar un lugar significa que no se puede
ser indiferente ante lo que aquí ocurre.”[12]
Por
eso, los habitantes que pudieron instalarse en esta zona, y conformaron en ella
“su lugar”, en el cual desarrollaron sus vidas, sus actividades económicas y
sociales, etc., dieron “nacimiento” al primitivo barrio.
En general, estos barrios formados por primitivos loteos, tomaban el nombre que el rematador les adjudicaba, el de la familia propietaria, o el de la estancia o chacra loteada. Según Vapñarsky Cesar, un barrio es la porción de localidad simple que tiene un nombre propio, sea este oficial u oficioso, usado con o sin algún término antepuesto como barrio, villa, estación, pueblo, etc.[13]
[1] Barba Fernando, “En torno a la fijación de las fechas de fundación de
los pueblos y partidos de la provincia de Buenos Aires”, Revista del Instituto
y Archivo Histórico de Morón, Nro. 9, Abril 1996.
[2] Agostino Hilda, “Las fechas fundacionales en la historia del partido de
La Matanza, Carta Informativa de la Junta de Estudios Históricos del Partido de
la Matanza, Junio 2011.
[4] Gravano Ariel, “El barrio en la teoría
social”, Espacios editorial, Buenos Aires, 2005.
[5] Giménez Gilberto, “Identidades Sociales”,
Conaculta, México, 2009.
[6] ONU, “Desarrollo de la comunidad en
zonas urbanas”, Washington, 1963, citado en Gravano Ariel, “El barrio en la
teoría social”, Espacio Editorial, Buenos Aires, 2005.
[7] González Lidia, Paredes Daniel, “La
construcción del espacio barrial”, publicación del Instituto Histórico de la
Ciudad de Buenos Aires, Cuaderno Nº 6, “Buenos Aires, voces al Sur,
construcción de identidades barriales”, Buenos Aires, 2006.
[8] Hoffmann, Odile, "Tierras y
territorio en Xico", Gobierno del Estrado de Veracruz, Colección V
Centenario, núm. 16, 1992.
[9] Velázquez Emilia, "El territorio
de los Popolucas, transformaciones en la organización y apropiación del
espacio", Relaciones 87, Volumen XXII, México, 2001.
[10] Prignano Ángel, “Barriologia y diversidad
cultural”, Editorial Ciccus, Buenos Aires, 2008.
[11] Kusch, Rodolfo, “Geocultura del Hombre
Americano”. Ed. Fernando García Cambeiro. Bs..As. 1976
[12] Kusch, Rodolfo, “Geocultura del Hombre
Americano”. Ed. Fernando García Cambeiro. Bs..As. 1976
[13] Vapñarsky Cesar, “La aglomeración Gran
Buenos Aires”, Eudeba, Buenos Aires, 2000.
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